¿Visión o motivación?

¿VISIÓN O MOTIVACIÓN?

En la etapa de la universidad los jóvenes con frecuencia nos preguntamos cómo será nuestro futuro después de terminar los estudios y qué alternativas tenemos para solucionar los actuales problemas de plata. Es complicado cuando toca escoger entre estudiar en medio de privaciones y necesidades apuntándole a ser profesionales o trabajar y tener una independencia económica y así no tener que pedir nada a los padres. O, en ocasiones, asumir el difícil reto de combinar el estudio con el trabajo.

Cuando se vive en medio de comodidades y con una alta cuota para gastos de la "U" por parte de los padres, no hay problema. Pero cuando hay que tomar la decisión de escoger entre comer algo o sacar las fotocopias, o optar por las dos pero ya quedar sin el pasaje para la casa, es más complicado.

Los jóvenes cuya única alternativa es generar recursos propios para sufragar los gastos universitarios lastimosamente se encuentran con que son vistos como los que pueden sustituir trabajos de menor demanda de tiempo y formación, los cuales son, lógicamente, menos remunerados.

Además de no ser bien pago el trabajo -lo que hace prudente saber repartir muy bien esos pocos ingresos-, hay que agregar el estrés que genera el compartir el tiempo de estudio con el tiempo laboral. La única alternativa aquí es optimizar el tiempo para tratar de cumplir bien ambos compromisos.

Hay muchas situaciones que se vuelven desalentadoras, pero en este proceso no debemos dejarnos arrastrar por los inconvenientes. Debemos vivir por visión y no por motivación. La diferencia es que la motivación se puede acabar si la carga de dificultades aumenta y en el corto plazo no vemos recompensa por los sacrificios, pero la visión me hace tener siempre clara la meta a pesar de las dificultades temporales.

Vivir por visión nos impulsa, sean cuales sean los inconvenientes por los que toque pasar, a luchar por ese sueño que se quiere lograr, tener consciencia de que serán unos años de sacrificar muchas cosas, muchos lujos, rumbas y demás, pero que al final el que se esfuerza y asume los retos verá y disfrutará la recompensa en su debido momento. La clave es entonces, aprender a vivir por visión y no por motivación. La una es pasajera y se debilita, la otra se fortalece ante cada nueva dificultad.

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