VISIÓN QUE NO SE VE, PROGRESO QUE NO SE SIENTE



Revisar la historia de las colonizaciones europeas en América y el cómo ha transcurrido el desarrollo de una sociedad es un ejercicio trabajoso, pero necesario para encontrar las claves de cómo esos cambios para algunos países les significó un gran desarrollo y para otros les significó el detrimento de sus culturas y el descuartizamiento de sus riquezas lentamente y sin pausa.

Sin duda son grandes incógnitas que surgen al ver como un continente con relativamente el mismo tiempo de colonizado logró surgir varias potencias como lo son Estados Unidos y Brasil, mientras que países como Colombia no corrieron con tanta suerte aun siendo un país con infinitas riquezas naturales, pero esto parece preocupar a pocas personas.

La hecatombe para algunos países, -en los cuales se incluye Colombia- fue el fruto de la aplicación de un plan no premeditado que terminaría en la transferencia de culturas europeas en la noble cultura indígena quienes en su tiempo sin ningún tipo de malicia se bañaban en oro y gozaban de las riquezas que su tierra les permitía disfrutar, de aquella inocente cultura que cambiaba sus pertenencias de oro por los espejos que traían consigo los colonizadores.

Con mejor suerte correrían los brasileños quienes colonizados por los portugueses encontrarían desde la misma mentalidad de sus colonizadores el desarrollo que hoy les permite ser una de las primeras economías mundiales. Donde en sus inicios esta colonización fue motivada por razones económicas y estratégicas por lo que los mismos reyes de Portugal dividirían el territorio y lo repartirían a nobles portugueses con el fin de trabajarlo y obtener mayores rendimientos de esas tierras.

Allí los mismos nobles se comprometerían y sacarían su país adelante, enseñando culturalmente la misma ideología a las generaciones futuras que serían las encargadas de asegurar el desarrollo económico que hoy os tiene como una de las mejores economías mundiales. Como también lo haría la cultura norteamericana, quienes colonizados por una oleada de inmigrantes ingleses que no poseían los grandes rasgos de aquel sistema feudal y con la mentalidad de que llegaban a su nuevo hogar, se encargarían -como lo haría cualquier dueño de su propia casa- de organizarla y tenerla en las mejores condiciones posibles.

Y entendiendo el sistema feudal como lo define aquella teoría Marxista, la cual habla del feudalismo como el modo de producción situado entre el esclavismo de la antigüedad y el capitalismo moderno, donde la única diferencia sería el cambio de nombre de esclavo por empleado y a la remuneración le llamarían salario.

Es por ello que el sistema económico de los Estados Unidos tendría como base fundamental desde sus inicios a las mismas personas que se encargarían de la producción y de aportar a ese progreso por el que le apostaban con la llegada a esas tierras y donde su remuneración sería tan buena con el fin de que fuesen ellos mismos los consumidores de la producción interna, como también en su tiempo lo hicieron los Alemanes con el llamado milagro Alemán y lo que les significó salir de las ruinas en las que había quedado sumida después de las dos guerras mundiales.

Se podría decir que en Colombia no han cambiado mucho las cosas, y así como en aquellas épocas de conquista llegaban a nuestra tierra con el fin de explotarla y sacar el mejor provecho de sus riquezas para ser llevadas a Europa, hoy -y sin el ánimo de comparar peras con naranjas- muchas personas siguen con la mentalidad de explotar las riquezas del país para su bien particular.

Esa misma mentalidad de explotación y de tener una visión de progreso es lo que hace la diferencia en las economías de estos países. Esa mentalidad en épocas pasadas haría que muchos de aquellos ambiciosos que llegaron a nuestras tierras, murieran en busca de aquel lugar mítico con grandes reservas de oro, el mismo destino se encargo de cambiarles esa ciudad Dorada por duros terrenos y largas expediciones por la selva.

Aquella conquista aun deja la duda de si cambio para bien o para mal el rumbo al indio, lo que si dejó claro fue la imposición de un pueblo sobre otro, el enfrentamiento de dos edades mentales del hombre sobre la tierra donde aquella América encontrada por amorosa casualidad y de donde un país con infinitas riquezas naturales se convertiría en la peregrinación hacia ninguna parte.

Donde las ambiciones oxidadas, la falta de patriotismo y el hacer como si en un partido de fútbol cada jugador jugara con su propio balón y no como si se fuera un equipo en conjunto luchando por ganar el partido, es lo que no ha permitido tener esa visión que tuvieron los Estados Unidos o Brasil y que los tiene como las mejores potencias mundiales.

Si bien es cierto que los reyes Portugueses tuvieron la decencia de visitar a sus súbditos americanos, cosa que no replicaron los reyes españoles, no es cosa de quedarnos en la queja infantil como cual niño adoptado que nunca conoció a sus padres. Hay que dar vuelta a la página y empezar a tener la visión de construir ese país con peregrinación hacia el progreso.