La cultura Emo.

LA CULTURA EMO.

¿Por qué la mayoría de las personas no están de acuerdo con las culturas, pensamientos, modas y movimientos alternativos que buscan los jóvenes para ampararse de los problemas que sus padres, el colegio, la universidad y muchas veces el mismo círculo social en el que viven les dan?

La cultura Emo, que muchos definirán como una moda que sí incomoda, es hoy en día uno de esos refugios para los jóvenes. En ella se mezclan la melancolía y los sentimientos reprimidos manifestando exteriormente esto a través de su vestimenta. La actitud crítica de estos jóvenes ante la vida, los lleva a asumir posturas cuyo centro son las emociones personales. El dolor, la rabia y la insatisfacción por los vacíos en la vida, son temas recurrentes en sus conversaciones.

Este enfoque, induce a éstos jóvenes a la desesperación, la dejadez y a manifestar pensamientos de suicidio con el fin de llamar la atención. Además de su estilo estético estrafalario les gusta y sienten placer al hacerse daño. Es bueno resaltar el hecho de que la sociedad tiene una serie de patrones predeterminados y que cualquiera que no siga dichos patrones será mal visto por aquellas personas que sienten temor al ver en estas actitudes de los jóvenes, el reflejo de una adolescencia capaz de influenciar y expandir una cultura que pareciera no ser muy sana.

El temor que un padre puede sentir al pensar que está abandonando y descuidando a su hijo, debería llevarlo a prestarle la atención requerida, para que así éste encuentre en casa lo que seguramente está buscando al matricularse en cualquiera de las muchas tribus urbanas.

Las actitudes de estos jóvenes provienen de la falta de apoyo y de la falta de principios y valores que, aunque suene a cuento viejo, sólo la familia puede proveer.

La invitación a los encargados de la educación –padres, maestros y adultos que pueden ser ejemplo para los jóvenes-, es a acercarse a estas tribus urbanas, entre las que están los Emo, y conocerlas más profundamente. Obviamente, para ello deben vencer el rechazo social que estás formas de asociación de los jóvenes genera. Porque sólo amando y entendiendo al joven de hoy, no tendremos que castigar al hombre de mañana.

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